Saliste ya mil veces de la pista a respirar, a reclutar bien maquillado y ocultando tu lunar.
Un día el bote volcó y el premio a pique se fue.
Todos te daban por muerto y vos allí en mi remolque sin luz, como un polizón.
Mirá qué tipo espeso, sumiso como un guiso más.
Un vago de mil caravanas a punto de quedar a pie.
Fundiendo plomo lográs chorros de oro cochino en besos de lo más desnudos.
Pero el café con tu suerte se enfría en mi mesa fría.
Apuntamos a tu nariz, hundimos tus pómulos y vos resplandecías.
No te quedó sueño por vengar y ya no esperas que te jueguen limpio nunca más.
Salando las heridas jodiste a todo Cristo y más, a boluditos de la luna y tipas porno-nazi look.
Tu lengua se derrite en modas de la rabia de hoy.
Cuando enfermás con tanta gana cerrás las filas del dolor.